miércoles, 27 de mayo de 2009

RIGORES

Ella bajó a las arenas. El mar dio las tres en un otoño de azules. No hubo albas, no hubo pies rojos. Sólo enlutadas, sumergidas, lluvias.
Ella invocó los fuegos.
Eran grises ramas. Su color: cítrico de luna.
Los nadies cantaron de los fondos.
"Vamos a inventarte un otoño".
Y cantaron.
"Voy a destruir mis frutas", gritó.
El mar rompe sus brasas.
"Voy a destruir mis frutas", volvió a gritar.
El mar rompe sus brazos.
Y cantaron.
El mar rompió adentro de lluvias porque ellos crearon - y cantaron.
El silencio.
Al fin cayeron.

1 comentario:

  1. Celebro este espacio dedicado a la PALABRA. Así, con mayúscula. El tren de la puta vida es una muestra del talento mas puro, forjado en el trabajo arduo, la tan ansiada inspiración y una bella influencia cortazareana, que lejos de querer parecer una imitación, se convierte en un cálido é inconciente homenaje. Gracias. Bienvenido a la web.
    Vicky Buchino

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