jueves, 24 de diciembre de 2009

VARIACIONES SOBRE EL INSOMNIO

(Se) cierra la cortina
y, a la tarde, en copas.
Humo sobre las perlas y marfiles
cuando el cordón húmedo forjaba
la noche.

Aldea de espejos.
Anoche.
Aldea. Espejos.
De noche

un cielo con agua negra
y un recuerdo de botellas.

(A)fuera, en bares.
Ella conoció un hervor, el café,
el abrigo el desamparado
el talismán para morder
(crepúsculo),
las narices.

Aldea de noches.
Espejos.
Espejos. Noches.
Aldea.
De espejos

se cierra la cortina.
Y, al otro lado, cielo: del puro
color de lluvia, impuro
olor con fiebre,
sobre vacío,
sobre (mañana),
de nada.

martes, 15 de diciembre de 2009

Sube mi cuerpo
de los brazos
de la tierra
y de los alientos
de los mares
brota mi voz
mi boca
en la cintura
del fuego
y el rocío
para hundirme
ciego
para amarte
oscuro, nuevo

Bajo por tu cuerpo
hasta las calles,
una costa ardiente,
acantilado de seres
desesperados,
me escolta para hacer
de estos versos
carne y espuma
viento, deseo

Suben tus manos
de la desidia
de un tibio río
y desde la luna quieta
sopla tu voz
en el rumor del agua
tu boca
en deshielo,
para hundirte
ciega
tu boca
para amarme
oscura, nueva

Baja una luz
de arena
en los espejos
de nuestros ojos

sube un hálito
de estremecimientos
en nuestro cuerpo

y caemos, acariciados
por el alba,
ensueño, delirio

y al fin rendidos.

sábado, 12 de diciembre de 2009

y entonces sólo deserciones
como magmas,
como mermeladas desgarrando bosques
espadas
olivos
con mi gota de sangre como alfileres deshojando
la materia de leches, ternura, misterio

sólo entonces
reverberan las fantasías de colegialas suicidas,
de terroristas
miedosos de sábanas descuartizadas
como oscuridades empapadas de ceniza
como troncos de humo encinto y pilas de diarios, empanadas, crucigramas

y una vez sólo, viste, proyectándose en el cine
todos tus sueños
y una vez se pudo envenenar la luna de Buenos Aires
y sólo la entonación de un café a punto de babearse

baba, viento, medias, esperma,
apilo, apilo, apilo

y juro por la desmemoria de mis hojas
que vi desmadrarse los canteros
de los jardines y los opacos azulejos

y perjuro,
oh: que hueso que reitera, recupera, regresa
que para resarcirnos de tanto sonido verde
y piedras ensordecedoras
y sabores a burbujas rojas.
TRISTEZA ENCABALGADA

Mi tristeza golpea con rudo alambre,
mi tristeza sabe de señuelos y espejos,
mi tristeza una tarde se acostumbra
al alcanfor, la mierda y las flores,
mi tristeza arde, muerde y muda
se topa con pupilas grises y laxos
calambres.

Arranca un muro de mejilla
y enmarañada y dura pezuña, espanto
y líquido collar de babas rancio,
galopa en pelo, trashuma en celo
por las sorderas de una guitarra
y los monólogos de un arriero.

Ahí va la triste alegría, triste.
Vestida de verdugo,
ardiente de espejos,
a recorrer las habas
y alambres de la muerte,
a reiterar sus uñas,
a cavilar, entre cueros
y mejillas, su monólogo
triste entre tardes y traidores.