REFUNDACIÓN
Yo espero, en el borde del abismo,
la epifanía de la rosa
y su misterio.
Y surcan de lenta lava
las aladas presencias
la agonía de la tarde
y sombra,
confundida
con mi sombra,
teje la trama del universo.
Yo espero, de la jornada azul,
el beso que la devele,
desunda,
entre mis manos.
Y el surco, ahora piedra de fuego en el fondo
del río,
se desvanece en el llanto
de una cítara.
Acorde menor:
sueño, primera voz;
muerte, segunda;
vida, última.
Y mi sombra, que al universo
con su confusión creaba,
se desteje
sombría
en la estapa del todo
de la nada.
Usted espera, al borde del abismo... y esa fiesta que espera es un deleite de palabras... y mientras se confunden beso y agonía, y las torres se derrumban, allá en el rellano, usted espera, al borde de todo eso, porque nada de eso lo alcanza.
ResponderEliminarAmigo Víctor, su poesía es exquisita.
Tu sombra descansa en un paraíso brasileño... y el resto de los mortales se calcinan y se mojan en Baires.
ResponderEliminarTraé acordes menores, rosas, lava y sueño.
Abrazos