martes, 15 de diciembre de 2009

Sube mi cuerpo
de los brazos
de la tierra
y de los alientos
de los mares
brota mi voz
mi boca
en la cintura
del fuego
y el rocío
para hundirme
ciego
para amarte
oscuro, nuevo

Bajo por tu cuerpo
hasta las calles,
una costa ardiente,
acantilado de seres
desesperados,
me escolta para hacer
de estos versos
carne y espuma
viento, deseo

Suben tus manos
de la desidia
de un tibio río
y desde la luna quieta
sopla tu voz
en el rumor del agua
tu boca
en deshielo,
para hundirte
ciega
tu boca
para amarme
oscura, nueva

Baja una luz
de arena
en los espejos
de nuestros ojos

sube un hálito
de estremecimientos
en nuestro cuerpo

y caemos, acariciados
por el alba,
ensueño, delirio

y al fin rendidos.

1 comentario:

  1. y al fin el hombre sabe que la ama... y la mujer sabe que le será difícil no amarlo como él la ama.
    Hermosa su poesía, Victor. Es bellísima. Todo en su poesía tiene razón de ser y de existir, cada palabra es un golpe y el golpe atina al blanco.

    Le dejo un abrazo grande. Hasta su próxima publicación.

    ResponderEliminar